«Una hora nos dura la levadura y la harina en la estantería» afirman los empleados de los grandes supermercados. Y es que al personal, con más tiempo libre y muchas horas para estar confinado, le ha dado por hacer pan casero. ¿Eso es bueno para las panaderías de Alcalá? ¿Para los que se están dejando la piel y no cerrar ni un solo día de la pandemia maldita del coronavirus? Sí. Sin lugar a dudas. Así más de uno y una se dará cuenta de que elaborar el primer alimento natural (por sus siglas) no es ni fácil ni rápido. Que eso no es coser y cantar y que hacer una buena pieza u hogaza requiere su maestría y su destreza. Nos podrá salir muy bonito el nuestro, tendrá muy buen sabor al principio, pero ya les aseguro que ese pan que ha aprendido a elaborar por un tutorial de YouTube no se lo come usted al día siguiente ni migándolo en leche. Aún recuerdo los hornos comunales de algunos pueblos donde cada familia tenía un sello propio para identificar los suyos después de la cocción. Aguantaban perfectamente una semana, que era el tiempo pasado para volver a encender la candela.

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Periodista del diario ABC desde 1989. Alumno becado por el Foreign Office en Londres, fue profesor de Opinión Pública en el Instituto Europeo de Estudios Superiores de Madrid