Aún no salgo de mi asombro. El asombro ante lo extraordinario que pasa porque la educación sea objeto de debate de la política local. Y, sobre todo, porque lo sea a instancias de una moción de Vox para que la Junta elimine el «adoctrinamiento ideológico», que, según la formación de ultraderecha, se inculca en los centros educativos de Alcalá de Guadaíra. Como me gano la vida con la docencia, me pareció de interés dedicar un rato al pleno. La moción, al parecer auspiciada por varias familias, contó con el apoyo sin paliativos de la oposición, de modo que el debate se produjo exclusivamente con la bancada del gobierno. Con el matiz diferencial, hay que ser justos, del representante del PP que llamó a cierta prudencia y enarboló la Carta Magna como límite para el profesorado sobre la libertad de enseñar. También sería mucho matizar considerar la Constitución como una especie de caja fuerte. Así que, en verdad, aunque digan representar a diferentes partidos las derechas defienden ideas bastante más igualadas de lo que ellos creen.

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