Tribuna de Vicente Romero Muñoz

Los griegos llamaron bárbaros a los componentes de las tribus fronterizas, cuyo lenguaje no entendían. Los ridiculizaban diciéndoles bárbaro, o sea, el que balbucea. Los romanos, influidos por los helenos, llamaron bárbaros a los pueblos limítrofes del norte de Europa, no romano romanizados, que también balbuceaban, manteniéndolos a raya.. 

Raya que, por cierto, rompieron invadiendo Roma hacia 476 y España hacia el 507. La invasión de los bárbaros se ha considerado siempre un desastre militar, cultural y científico en occidente.

Pues aunque hay teorías benévolas de que los bárbaros no lo eran tanto y se regían por ciertas leyes o costumbres, es lo cierto, que no nos germanizaron, sino que más bien, se romanizaron ellos. Seguimos llamando bárbaros a los necios, o temerarios, y barbaridad, a las acciones desproporcionadas o violentas. Me remito al Diccionario de la RAE y al decir popular.

Ahora corre un viento de barbarie en el sentido más duro de la palabra. En Washington se ha derribado la estatua del general Andrews Jacks. Se trata de un presidente que protegió a los indios. En San Francisco se ha puesto rótulo de «bastardo» a nuestro Cervantes, el más liberal de los escritores, mutilado de guerra, excombatiente y excautivo. En Mallorca, han tildado de racista a San Junípero Serra, franciscano, defensor de los indios. Peligran las estatuas de Isabel La Católica y de San Junípero en el Congreso de los Estados Unidos. En Baltimore se ha derribado la estatua de Colón. En Vergara (California) alegan el poco valor artístico del monumento. Si vieran el de Chillida a la Tolerancia, de Sevilla……

Solo la ignorancia más cerril, o la envidia más salvaje, puede inspirar tales actos, pero lo que me extraña es la falta de reacción de nuestro Gobierno. Los americanos han hecho intervenir a la Policía para evitar ese vendaval iconoclasta. Nosotros, nada. Es aún peor: la alcaldesa Colau propone desmontar la estatua de Colón, después de haber intentado hacerlo Catalán.

Barbaridades superpuestas. La barbarie nunca podrá con la Historia. Lo que pase en Norteamérica está en la jurisdicción de Trump que, por cierto, es hijo de una emigrante, pero lo que sucede en Mallorca, es cosa nuestra… Hay que buscar –y encontrar– inmediatamente al autor de la pintada a Fray Junípero, invitarlo a borrarla, juzgarlo para saber si se trata de un esquizofrénico porque decir «racista» a Fray Junípero o es de tratamiento psiquiátrico o es un delito de odio del artículo 510 del Código Penal, (no reservado a los políticos) y aprovechar la reclusión para que obtenga el graduado escolar. Todo ello, en beneficio del reo.

España tiene que estar más atenta y más brava para defender nuestros valores. Dejamos correr la «leyenda negra» pensando que la verdad se impondría por sí sola, pero no fue así. Hay que defender la «marca España».

Mi propio subconsciente me sacó de perplejidades: ¿Y si el autor es profesor de alguna de las ochenta Universidades del país? Se le concede un beca para Corea del Norte y allí le explicarán el respeto a los monumentos.

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