Es una contradicción alcalareña defender el prestigio de nuestro magnífico pan tradicional y consumir aquel otro prefabricado de baja calidad. Es una contradicción de los bachilleres matricularse en una carrera «porque me gustó alguna asignatura en el IES», en vez de escogerla porque su grado me va a posibilitar vivir felizmente toda la vida sirviendo a la sociedad. Es una contradicción supersticiosa ir andando al Rocío, «de promesa», para pagarle a la Virgen que me salvó de tal dolencia, en un pacto cuasi comercial.
CONTENIDO EXCLUSIVO
Hazte socio. Si ya lo eres y aún no tienes claves pídelas a [email protected]
Si ya eres socio inicia sesión