Igual que la cultura es cualquier uso, costumbre o conocimiento que conlleve un mínimo desarrollo artístico, científico o industrial, y que, por tanto, hay muchos grados de cultura, la religiosidad popular puede ser cualquier interpretación y expresión popular que de la religión oficial se haga en un lugar concreto; y, por tanto, podrá establecerse una escala gradual en sus diferentes manifestaciones. Si el paso que va de lo que no es cultura a lo que sí es tan corto como el que va de comerse una manzana cogida directamente del árbol a confitarla antes de comerla, entenderemos que es mucho mayor la diferencia que existe entre distintas realidades culturales que el que existe entre lo que es o no es cultura. Más sencillo: está mucho más cerca una manzana cruda de una confitada que unas maracas de una orquesta sinfónica.
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