No conozco a nadie en Alcalá con una buena opinión de la empresa Casal. Fui usuario de este servicio durante años, cuando estudiaba y trabajaba en Sevilla, y las incidencias formaban parte de la experiencia cotidiana. Pocas empresas han animado más el sector de las autoescuelas locales que la empresa Casal. Los amigos de la juventud celebraban el carnet de conducir como una liberación de la Casal, símbolo ganado a pulso de las más largas y terribles esperas, como la el coronel de García Márquez. En libro le tengo dedicado un relato al tiempo baldío e inútil a que me condenó esta empresa cuando era joven.
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