Recibe nuestras alertas en tu móvil. Estamos en WhatsApp y Telegram.
Así fue como tuve la posibilidad de hablar de este, mi pueblo, al que llegué con tan solo 15 años y que tanto echo de menos cada vez que salgo fuera.
Conseguí hacerme «colaboradora» de La Voz –en aquel tiempo El Alcalá– insistiendo mucho a Enrique Sánchez para que me dejara un huequito en el periódico, un sitito donde colocar un poema, un cuento o una historia cotidiana. Desde entonces no he parado.
¡Gracias, Enrique!
Escribir hoy en La Voz de Alcalá y celebrar su 30 cumpleaños es todo un orgullo. Gracias a la columna del Zaguán, me animé a relatar en otro formato e incluso a escribir algunos libros.
En casa hemos sido suscriptores del periódico desde sus comienzos. Somos socios de esta gran empresa que es nuestro «periódico», donde la palabra escrita se mueve a sus anchas. Todos los que aquí escribieron y escriben conforman una opinión libre, sin dependencia alguna.
El periódico ha sido uno más de la familia. Imprescindible su lectura a la hora del desayuno, por las tardes en el patio o en cualquier otro rincón de la casa. Mis niños se hicieron grandes lectores gracias a La Voz de Alcalá entre otras lecturas.
He escrito con seudónimo para que mis hermanos no lo supieran. ¿Qué era eso de escribir cosas de la familia?
Aunque gracias a Internet ya me conocéis. Sigo aquí contando, desde mi zaguán, inventando o refiriendo cosas de la vida, de Alcalá.
Un privilegio formar parte de La Voz.
¡Felicidades!