La crisis provocada por el corte de suministro eléctrico se resolvió en Alcalá con mayor o menor solvencia. No era un problema local, solo con mantener la calma y atender a las necesidades básicas de la población, era suficiente. Se activó el plan de emergencia una hora después de iniciarse los cortes. No fueron rápidos como un rayo, pero tampoco fue una catástrofe. Hubo más incomodidades que problemas. Solo se intervino en el rescate de tres personas atrapadas en ascensores, según los datos oficiales. Seguramente la casuística particular dejó tantos incidentes como personas conviven en Alcalá, aunque de escasa relevancia. Falta de efectivo, nula cobertura y problemas de comunicación.
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