Vito Quiles es al periodismo lo que Trump a la política. Es un personaje que no respeta los códigos y que no demuestra tener educación. Tampoco ha inventado nada. Caiga quien caiga ya perseguía a políticos hace décadas con un despliegue de talento abrumador frente al chusco acoso que ejerce a diario sin distinguir a gente honrada de la chusma corrupta. La agitación solo revuelve al pueblo, pero no crea conciencia. El acoso solo sacia mentes intelectualmente pobres, pero no elimina la corrupción ni las malas prácticas políticas. De hecho, el acoso regaló tres eurodiputados al caradura de la ardilla. Quiles es punta de lanza de un movimiento que nada tiene que ver con el periodismo entendido como el ejercicio de la indagación, el razonamiento y la búsqueda de la verdad. Aunque la derecha crea que estos personajes juegan a su favor, solo hay que recordar cómo «el jarabe democrático» cambió de bando.

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