Como cada año el pasado 13 de julio el PP de Alcalá rindió un homenaje a Miguel Ángel Blanco Garrido, asesinado por ETA en 1997.

Siendo concejal de Ermua (Vizcaya) por el PP, Miguel Ángel Blanco fue secuestrado por tres etarras el 10 de julio de 1997. El 12 fue tiroteado en un descampado. El 13 por la madrugada murió. El atentado provocó grandes movilizaciones populares de protesta en toda España. El PP y el PSOE firmaron el Pacto Antiterrorista que permitió la ilegalización de Batasuna por no condenar la violencia. Miguel Ángel Blanco para los nacionalistas vascos era ante todo un «maqueto», el hijo de un albañil hispanohablante de origen gallego. Para comprender el nacionalismo vasco nunca debemos olvidar sus orígenes racistas.

La violencia de ETA llegó a ser un lucrativo negocio, pues durante décadas los empresarios vascos pagaron a los etarras el llamado «impuesto revolucionario» para evitar problemas. El miedo a sufrir represalias hacía que el PSOE y el PP tuviesen problemas para encontrar interventores y completar sus listas electorales en el País Vasco. ETA también logró alterar el censo electoral a favor del nacionalismo vasco. Según el economista y estadista Julio Alcaide, unas 157.417 personas abandonaron las provincias vascongadas entre los años 1980 y 2000. La inmensa mayoría de ellas votaban a partidos no nacionalistas.

Desde hace más de una década una parte significativa de la izquierda española está empeñada en blanquear a ETA y borrar la memoria de sus 855 víctimas mortales. El objetivo de olvidar la violencia etarra está teniendo bastante éxito, pese a que aún quedan por esclarecer la autoría de más de 300 asesinatos. Así, según el estudio Conocimiento y discursos de la población universitaria sobre terrorismo y vulneración de derechos humanos en Euskadi, en 2017 solo el 44% de los universitarios vascos entrevistados sabía que el atentado de Hipercor de 1987, que costó la vida a 21 persona, fue perpetrado por ETA y apenas un 53% había oído hablar de Miguel Ángel Blanco.

Actualmente, aunque ETA no mate, la extrema izquierda nacionalista vasca tiene más influencia y apoyos que nunca. Incluso Pablo Iglesias no oculta sus simpatías hacia los filoetarras y Podemos comparte con Bildu el proyecto de destruir el régimen democrático de 1978 y la unidad de la nación española.

Las víctimas del terrorismo son el gran referente moral de la Democracia pues siempre han confiado en el Estado de Derecho y nunca se han tomado la justicia por su mano. Todos los españoles estamos en deuda con ellas.

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Profesor de Bachillerato. Miembro fundador de la Asociación Padre Flores y autor de numerosos trabajos de Historia local.

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