En los últimos meses hemos visto que las grandes ciudades concentran un riesgo mayor de incidencia de la pandemia del COVID-19. Los datos de Milán, Madrid, Londres o Nueva York así lo demuestran, y varios estudios tratan de encontrar la correlación entre un mayor número de contagios y más densidad de población. La concentración de la vida urbana en espacios compartidos por mucha gente a poca distancia, así como los medios de transporte masivos, parecen claves. Alta movilidad dentro de la ciudad y también en conexiones aéreas con otras ciudades hiperconectadas.

Internet, las videollamadas o el teletrabajo han sido indispensables para conectarnos durante el confinamiento, y sin duda en el futuro serán más habituales los encuentros virtuales y se prescindirá de reuniones que suponen transporte. ¿Cambiará el urbanismo de las ciudades? Se necesitará menos espacio para oficinas si crece el teletrabajo. Algunas grandes empresas parecen dispuestas a «deslocalizar el talento», contratando a trabajadores que podrían vivir en lugares distantes a sus sedes. La España vaciada se verá beneficiada de esta tendencia del trabajo en remoto si se desarrolla como algo mutuamente ventajoso para todos. Pero el reto demográfico no es solo la despoblación que sufren el medio rural y las ciudades medianas desde hace décadas, sino la falta de igualdad de oportunidades por la alta concentración urbana. ¿Podrán los territorios ofrecer los mismos servicios para competir por localización?

Hay un mercado de lugares para vivir en el que los teletrabajadores pueden elegir donde asentarse, y a menudo incluso se desplazan de un país a otro en busca de mejor clima o calidad de vida. El efecto inmediato es que se favorece la descongestión de las grandes ciudades. No sabemos si se consolidará, pero esta pandemia ha devuelto el valor de lo esencial al sector primario. Actividades que se han mostrado como imprescindibles aunque el resto de la economía pare. La apuesta por lo local hace que territorios “vaciados” recuperen protagonismo, y no es descabellado pensar que segundas residencias se conviertan en muchos casos en la primera gracias al teletrabajo. ¿Están las ciudades medianas preparadas para atraer a estos nuevos residentes?

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Economista. Interesado en el marketing, la política, la ciencia y la tecnología.

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