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El sacerdote Antonio Rodríguez Lucena, agredido el pasado 25 de enero en Algeciras en un ataque que se investiga como terrorismo, pasó por Alcalá de Guadaíra a finales de los años 60. Rodríguez Lucena, natural de Écija, nació en abril de 1948 y con solo 15 años ingresó en el seminario de los salesianos de San José del Valle (Cádiz). En esta localidad gaditana comenzó el noviciado que culminó en Alcalá de Guadaíra entre los años 1967 y 1970, ejerciendo como maestro en los Salesianos.
Tras su paso por Alcalá continuó sus estudios de Teología en Turín y en Sanlúcar la Mayor. En Sevilla ejerció de formador en los Pequeños Hogares de Sevilla y posteriormente estuvo destinado en Morón de la Frontera. Antes de llegar a Algeciras por primera vez, pasó Badajoz y fue capellán militar en Sevilla. En Algeciras estuvo un año como consejero salesiano pero volvió a San José del Valle para dirigir el seminario durante cinco años, entre 1992 y 1997. El lustro siguiente estuvo destinado en Mérida y en 2002 volvió al campo de Gibraltar. En La Línea de la Concepción coordinó la pastoral hasta 2009, cuando regresó a Sevilla para ser administrador de la obra y ecónomo.
Fue en 2011 cuando Antonio Rodríguez Lucena se instala en Algeciras como vicario parroquial y ecónomo. Allí, en Algeciras, fue atacado con un arma blanca en la iglesia de San Isidro. La agresión, en la que murió el sacristán de la iglesia de la Palma, se investiga por la Audiencia Nacional como un posible acto de terrorismo. No obstante, el Ministerio del Interior asegura que la investigación está abierta a otras posibilidades. El agresor fue detenido inmediatamente. Se trata de un joven marroquí de 26 años, Yassine Kanjaa. Su entorno apunta a que se radicalizó en los dos últimos meses y que podría padecer algún trastorno psiquiátrico.
Sobre el estado de salud del salesiano Antonio Rodríguez Lucena, la comunidad salesiana confirmó que se encuentra fuera de todo peligro tras la intervención realizada y que se recupera de las heridas. Fue dado de alta el pasado 26 de enero. En conversaciones con Juan Francisco Huertas, director de la comunidad salesiana, el propio Antonio Rodríguez ha comentado que «gracias a Dios ha pasado ya todo y estoy esperando el alta, para seguir celebrando la fiesta de San Juan Bosco». Además ha querido agradecer las numerosas muestras de afecto y los mensajes interesándose por su salud. El salesiano ha pedido «mucha tranquilidad, que yo la tengo, y no perdamos nunca el ánimo porque el que anima nuestra vida siempre es Dios y María Auxiliadora».
La Comunidad y toda la Familia Salesiana de Algeciras, ha expresado «la más firme condena de toda forma de violencia, que no puede tener lugar en la sociedad en la que vivimos, y sigue rezando por el eterno descanso de Diego Valencia, el sacristán de la Iglesia de La Palma, una persona muy querida y entregada». También ha querido mostrar nuestra cercanía y afecto a su familia, y a la diócesis de Cádiz y a la sociedad del Campo de Gibraltar para que, juntos, sigamos comprometidos en la búsqueda del bien común.