«Ni un pasito atrás, yo me quedo en mi Feria, Feria de Alcalá». Este es el estribillo del videoclip que promociona la Feria de Alcalá 2018, y no es baladí. Durante la presentación de la portada y el cartel anunciador de Jorge Rico, el pasado 10 de mayo en el Hotel Oromana, todos los mensajes trataban de motivar a una población que aprovecha la festividad para ir a la playa aprovechando el buen tiempo de los últimos coletazos de la primavera. Este año, del 31 de mayo al 3 de junio.
La Feria parece no superar la crisis. Cada año desciende el número de público en el recinto, y a pesar de ser «una gran Feria», como aseguró el delegado de Fiestas Mayores, Enrique Pavón, necesita adaptarse a los tiempos y remontar el vuelo. Este año, sin ir más lejos, el Ayuntamiento, a propuesta del Grupo Andalucista, ha hecho una consulta entre las casetas para valorar un posible cambio de fecha. Las opciones planteadas son el primer domingo de mayo, que se solaparía en 2019 con la de Sevilla, o en septiembre coincidiendo con la festividad de San Mateo. Los andalucistas llevarán al Pleno del jueves 17 la celebración de una consulta popular. Enrique Pavón animó a «quererla más, porque vamos a conocer infinidad de sitios en busca de cultura, pero nos falta disfrutar de nuestras cosas».
También el pregonero Esaú Pérez, hizo un llamamiento a conocer la Feria de Alcalá: «A través del pregón haremos que la quieran», apuntilló. Por su parte, Carlos García, presidente de la Federación de Industriales y Comerciantes de Alcalá, (FICA), destacó el componente económico «tan necesario» de la Feria para la ciudad. La alcaldesa, Ana Isabel Jiménez, señaló que «la Feria es una seña de identidad de los alcalareños, y por tanto hay que ponerla en valor, proyectándola más allá de nuestras fronteras».
Siete casetas menos
La crisis de la Feria de Alcalá también se traduce en números, no solo en sensaciones. El recinto ferial alcalareño albergará este año 73 casetas, siete menos que el año pasado, según los datos aportados por el Ayuntamiento, lo que significa un importante descenso frente a las 80 casetas que se montaron en 2017. Además, la Feria contará con 32 atracciones en la calle del infierno a las que se sumarán los puestos no mecanizados de las calles Seguidilla y Tren de los Panaderos.
Para la iluminación del recinto se han utilizado 75 arcos de estilo sevillano con 190 000 lámparas. En el exterior del recinto ferial 53 arcos de estilo veneciano con 105.600 lámparas, y tres pórticos monumentales de entrada al recinto ferial con 21 000 lámparas.
En la avenida Tren de Los Panaderos se instalarán 32 motivos de anclas y guirnaldas montadas sobre báculos, 7600 metros de guirnaldas con 15.000 lámparas donde se instalarán 15 000 farolillos azules y blancos. Asimismo, todos los mástiles del recinto ferial irán adornados con gallardetes azules y banderas. Además, el recinto irá exornado con mil plantas y todos los báculos que soportan el alumbrado llevarán 250 macetas de geranios y gitanillas.
Cartel y portada
El pintor Jorge Rico ha sido el autor del cartel que anuncia durante estos días la Feria. Rico ha pintado para la ocasión una flamenca bailando, junto a elementos clásicos de la fiesta, como el tiovivo y el abanico, y un icono de la ciudad, como es el molino del Algarrobo.
El artista señaló que «el cartel es sencillo para cumplir la función de comunicar en la calle» y explicó que «la flamenca no está posando, está bailando porque la Feria es baile y alegría». El cartelista, además, afirmó que «la intención es dar un bocado en la calle, de ahí los colores naranjas y rojos como explosión de alegría y atrevimiento».
El pórtico de entrada a la Feria fue presentado como antesala del cartel de Jorge Rico. Se trata de una portada de estilo mozárabe, con flores y hojarascas de colores, con un arco central y dos laterales rematada con cuatro torres minaretes con cúpulas de 17,5 metros de alto y 37 metros de ancho. Estará iluminada por 57 628 lámparas de leds de bajo consumo y ornamentada con motivos florales.
