Alwadi-ira – Ecologistas en Acción- ha presentado alegaciones en la Delegación del
Gobierno de la Junta de Andalucía en Sevilla ante los proyectos de plantas
fotovoltaicas
de Los Mangos 40,56 MWP y Tena de 49,98 MWP que pretenden
instalarse en el término municipal de Alcalá de Guadaíra.

Alwadi-ira considera que estos dos nuevos proyectos «representan un ejemplo de la
avalancha de más de treinta plantas fotovoltaicas que se han instalado o pretenden
ubicarse en el término municipal alcalareño. Suponen ya la ocupación de un 20% del
suelo no urbanizable sumando más de 4000 hectáreas, y todo ello sin contabilizar los
tendidos eléctricos necesarios para evacuar la energía obtenida hasta la subestación más
próxima».

En concreto, la planta fotovoltaica de Los Mangos abarcaría 100,6 hectáreas y estaría
compuesta por 111.048 módulos mientras que la planta fotovoltaica de Tena se
extendería por unas 90 hectáreas.

Alwadi-ira considera que el espacio de la dehesa de Bucaré «se agrava aún más puesto
que aumenta la concentración compuesta por plantas como Los González, El Primo
Alemán, Cabrera, Hazas de la Sesenta, Aghata, La Romera, Artemisa, Esmeralda, Torre Abad, Bucaré, entre otros. Igualmente, el grupo ecologista estima que la evaluación en el EIA no es correcta dado que no se han tenido en cuenta la protección del Cerrado de Bucaré como Paisaje Sobresaliente y su inclusión en Plan de Protección del Medio Físico y Catálogo de la provincia de Sevilla (Consejería de Obras Públicas y Transporte), BOJA número 70, de 10 de abril de 2007».

Según los ecologistas, «resulta innegable que las consecuencias por la instalación de estas plantas fotovoltaicas en el espacio de Bucaré son muy negativas si se tiene presente por ejemplo el alto nivel productivo de la tierra donde se están asentando, el impacto brutal al paisaje o la afección a la avifauna, en este caso muy especialmente a las aves esteparias».

Alwadi-ira – Ecologistas en Acción- reclama «la urgencia y la necesidad de que contemos con una ordenación racional y razonada que evite tentaciones especulativas y proteja los bienes básicos que pueden estar amenazados, entre ellos el suelo y el paisaje. Una pérdida de diversidad en los usos del suelo y una disminución de la calidad paisajística pueden ser los efectos colaterales de una inadecuada o inexistente planificación».

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