Tras conocerse la salida a subasta de la tabla de San Bartolomé, el Ayuntamiento, ha mostrado el interés por la recuperación de una obra de arte de valor artístico e histórico para la ciudad. El delegado de Patrimonio, Christopher Rivas, ha explicado que el Ayuntamiento está trabajando para la adquisición de esta obra para su incorporación a las colecciones municipales.

«Consideramos que se trata de una pieza de gran valor artístico e histórico, testimonio ejemplar de la pintura gótica sevillana, que además fue encargada para nuestra ciudad y en ella ha estado durante siglos. Se trata de una obra de arte fundamental en el discurso de la historia local, por cuya adquisición debe hacerse un importante esfuerzo, dentro de los límites de la disponibilidad de crédito, para que retorne a nuestra ciudad y pueda ser depositada, conservada y expuesta al público en el Museo», ha argumentado.

La tabla del sigo XVI sale a subasta en Ansorena. En la Iglesia de San Miguel estuvo hasta 1808. Posteriormente, se ubicó en el Santuario de Nuestra Señora del Águila hasta 1911. Más tarde pasó a una colección particular y entre 1931 y 1959 fue depositada temporalmente en el Museo de Cádiz, hasta que volvió a la colección privada.

El tamaño de este temple y oro es de 214 por 57,5 centímetros y el precio de salida son 18.000 euros. Esta tabla es un testimonio de la pintura gótica sevillana. Su autoría pudo ser desvelada gracias al estudio de Rosario Marchena, profesora de la Universidad de Sevilla, que relacionó esta obra con las pinturas murales del Santuario de Santa María del Águila de Alcalá de Guadaíra y una Natividad que también allí se conservaba, desaparecida en el año 1936.

Autoría

La relación entre estas tres pinturas se establece por un documento que permite fijar su autoría. Éste se encuentra fechado el 7 de marzo de 1508 y en él los pintores Gonzalo Díaz y Nicolás Carlos, ambos vecinos de la collación de San Salvador de Sevilla, reconocen haber recibido de Francisco Sánchez, prioste de la cofradía de San Bartolomé de Alcalá de Guadaíra, 8000 maravedíes como parte del pago de un retablo que se estaba realizando para esta hermandad, radicaba en la collación de San Miguel de Alcalá. Precisamente, en ese barrio existió una iglesia del mismo nombre, donde en el siglo XV se fundó una capilla «a honra y reverencia del Apóstol San Bartolomé». La ruina de este templo haría que sus bienes muebles pasasen al cercano Santuario de Santa María del Águila.

Con todos estos datos, la profesora de la Universidad de Sevilla llegó a la conclusión de que esta tabla de San Bartolomé, por sus paralelismos estilísticos con la Natividad, reconocida por Angulo, y las similitudes estilísticas con las pinturas murales del Santuario de Nuestra Señora del Águila eran obras de Gonzalo Díaz y Nicolás Carlos. La investigadora también propuso que este San Bartolomé, junto con la desaparecida Natividad como pieza central, y otra tabla desaparecida formaron parte de un mismo conjunto pictórico; quizá un tríptico de grandes dimensiones.

La pintura muestra a san Bartolomé de cuerpo entero, según su iconografía tradicional. Se le representa como un hombre joven con barba oscura y pelo rizado, portando el cuchillo que alude a su martirio y con el demonio encadenado a sus pies. Este elemento, común en las imágenes del apóstol en el medievo, alude a un episodio apócrifo en el que el santo desenmascaró y expulsó un diablo de un templo, quedando este espacio consagrado a Cristo. Se presenta en marco de estilo neogótico.

El edificio se construyó de nueva planta a finales del siglo XIV y principios del XV, siguiendo el estilo arquitectónico mudéjar característico de la época. Combina elementos arquitectónicos propios del gótico y otros correspondientes a la tradición almohade. El crecimiento del pueblo hacia el área opuesta al barrio motivó el progresivo abandono de este templo, que ya en el XVI era una realidad. El siglo XIX trajo nefastas consecuencias para su estructura, ya que fue utilizado como almacén y cuartel por las tropas napoleónicas durante la invasión francesa. Este hecho motivó la destrucción de casi la totalidad de la iglesia, quedando tan sólo restos de los paramentos, las portadas y la capilla de San Bartolomé.

A mediados del siglo XX un movimiento popular propició su recuperación, reconstruyéndose el templo con materiales contemporáneos como ladrillos y hormigón usado en la techumbre. El edificio es de propiedad municipal desde que se permutara con el Arzobispado por unos terrenos en el Campo de las Beatas en los que se construyó la parroquia de Santa María y San Miguel.

Licenciado en Periodismo. Actualmente La Voz de Alcalá, Sevilla Actualidad y En Andaluz. Antes en Localia TV y El Correo de Andalucía.

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