La Casa del Guarda, en el Monumento Natural Riberas del Guadaíra, abre desde este 27 de julio sus puertas como espacio de restauración. Se trata de la reconversión del inmueble en una zona de restauración con terrazas a modo de miradores sobre río, conectados con el Molino de Oromana mediante una nueva pasarela. Todo ello accesible y con dotación de aseos para cubrir otra de las demandas que había sobre este espacio.
Veladores, tumbonas, sombrillas y servicio de restauración en un espacio histórico y singular, rehabilitado cuidadosamente para integrarse en el parque de Oromana. Un lugar que entronca con la Alcalá de los paisajes que desde el siglo XIX ha sido motivo de inspiración para los pintores.
La alcaldesa de Alcalá de Guadaíra, Ana Isabel Jiménez, ha estado presente en la inauguración de este establecimiento, un proyecto emblemático que une patrimonio, naturaleza, turismo y servicio público. «Un resultado maravilloso en nuestro entorno natural que es una joya única en la corona metropolitana de Sevilla», afirma la alcaldesa, quien además ha destacado que el resultado es fruto de la colaboración público privada y que tanto el proyecto de rehabilitación como la gestión del espacio corresponden a empresas alcalareñas.
Ana Isabel Jiménez explica que se trata de una iniciativa atractiva, respetuosa con el espacio natural, e integradora con el patrimonio existente, como los centenarios molinos ribereños y el diseño regionalista del entono, “poniendo en valor un edificio y recuperando recuerdos de distintas generaciones”. A partir de mañana 27 de julio abre al público para “generar nuevas vivencias de ocio y disfrute para el presente y el futuro, para la población local y todos aquellos que redescubran la singularidad de nuestro entorno natural”.
A partir del 27 de julio, el establecimiento ofrecerá desayunos, snacs, pequeñas tapas, bebidas y copas y se adaptará a las distintas estaciones. Hasta finales de agosto abrirá de miércoles a domingo por la mañana de 9:00 horas a 12:30h horas y, por la tarde, de 19:00 horas a cierre (aproximadamente a las 2:00 horas de la madrugada).
Acompañaba a la alcaldesa la delegada de Monumento Natural, Medio Ambiente y Sostenibilidad, Lola Aquino, y el delegado de Turismo, Christopher Rivas, junto a los representantes del Gobierno, distintos miembros de las Corporación, representantes de la Federación de Empresarios y Comerciantes (FICA) o la Asociación de Hosteleros de Alcalá, entre otros.
Un proyecto de Talavera
El proyecto La Casa del Guarda, con la traza del arquitecto Juan Talavera, se ha rehabilitado con especial respeto tanto al edificio como al entorno. Así lo ha explicado el arquitecto alcalareño, Antonio García Calderón, quien ha explicado del proyecto que la cubierta se ha restituido con materiales resistentes actuales pero de diseño y estética original, adecuando los espacios interiores para conseguir más funcionalidad, restaurando la fachada y dotando al inmueble de los necesarios suministros de agua, saneamiento o electricidad.
El ámbito de actuación es de unos 200 metros cuadrados y, mediante terrazas intermedias a distintos niveles, este «bar-cafetería» se une al molino de Oromana, reconocible por todos por su arco en medio del paseo y su mirador junto a la canalización de agua con vistas al Molino de San Juan. Las pasarelas sirven además para proporcionar la mayor accesibilidad posible en estos espacios diseñados originariamente con escaleras. Precisamente, uno de los elementos más llamativos es una pasarela de madera con forma circular que desde este arco lleva al público a la terraza de veladores inferior, junto a la orilla.
Por su parte, la gestora del edificio, Raquel Guerrero, responsable de la empresa de turismo Riverízate, que ya organiza actividades en la ribera como paseos en kayak desde el cercano Centro de Turismo Sostenible, ha adelantado el gran cariño el ilusión de la puesta en funcionamiento de «La Casa del Guarda», manteniendo el nombre original como símbolo alcalareño. Calidad y detallismo en un proyecto que pretende seguir dando vida al Monumento Natural y promover el turismo. Además de las mesas y sillas, el equipamiento ofrece sombrillas y tumbonas colocadas estratégicamente para que los usuarios se sientan como delante de un cuadro pero en la vida real. Asimismo, se han colocado luminarias para el uso nocturno, y también se irá dotando de librería de temas locales para hacer más relajante y enriquecedora la estancia.
Esta iniciativa se une a otras como la recuperación de caminos, las plantaciones de especies autóctonas, la regeneración de orillas, o los miradores, como el Mirador de Benarosa o el de San Juan, entre otros.