Livio prosigue su relato (Historia de Roma desde su fundación, libro XXII, cap. VII) describiendo el estado de terror que causa en Roma la noticia del Trasimeno: «En Roma, a la primera noticia del desastre, se produjo una carrera de todo el pueblo hacia el foro, con gran terror y tumulto. Las matronas preguntan a quienes les salen al paso qué repentino desastre había sido anunciado o cuál la fortuna del ejército. Y como la turba, vuelta hacia el comicio y a la curia, llamara a los magistrados, finalmente, no mucho antes del ocaso del sol, el pretor M. Pomponio dijo: Hemos sido vencidos en una gran batalla». Y aunque nada más cierto se le oyó, empero, el uno por el otro, llenos de rumores, refieren a sus casas que el cónsul había muerto con gran parte de sus tropas. […] en tantas angustias se hallaban los destrozados ánimos de aquellos cuyos allegados habían servido bajo el mando del cónsul Flaminio, ignorantes de cuál era la suerte de cada uno de los suyos, y nadie tenía la certeza de qué esperar o temer. Al día siguiente, […] una multitud estuvo junto a las puertas esperando a alguno de los suyos o noticias de ellos, y rodeaban a los recién llegados preguntándoles[...].

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Colaborar de La Voz de Alcalá desde los inicios del periódico. Catedrático de Instituto de Lengua Griega e Historiador de la Antigüedad.