El acceso peatonal que da paso al molino del Algarrobo por un lado y por otro a los pinares y Parque de Oromana, se encuentra lleno de hierbas y con socavones que hay que sortear. Una mala impresión a los visitantes. Estos detalles se deberían tener en cuenta si se quiere ¿promocionar? el turismo. Los políticos deberían patear las calles y vivir la realidad.

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