Como continuación al anterior artículo de esta singular obra regionalista en el casco urbano de la Ciudad, del arquitecto Juan Talavera, reproducimos la partida presupuestaria donde se aprueba la construcción de una casa cuartel para la Guardia Civil:
«Reforma de la ciudad. Presupuesto extraordinario. Artículo 3, concepto 8, Casa Cuartel para la Guardia Civil. Para la construcción de una Casa Cuartel de la Guardia Civil en el solar de la antigua Cárcel o Depósito municipal propiedad de este Ayuntamiento, núm. 70 de la calle Alcalá y Ortí, según proyecto y presupuesto del referido Arquitecto, aprobado por el Ayuntamiento pleno en igual fecha. Importe 194.123´46 pesetas. Alcalá de Guadaíra 6 de Octubre de 1926».
Esta partida presupuestaria ya nos define el uso anterior que tenía dicho solar, cárcel o depósito municipal, un solar poligonal de lados irregulares, y donde Talavera desarrolla el diseño del proyecto que posteriormente es construido según las necesidades para su nuevo destino, presentando igualmente fachada continuada a la plaza del Derribo y a la calle Alcalá y Ortí.
Reproducimos las plantas bajas de las propuestas, la realizada por el perito D. José Muñoz Gálvez en 1925, y la proyectada por Talavera en 1926, donde observamos algunas diferencias. La primera tiene una distribución con un acceso independiente para las cuadras, presentando dos accesos a fachada, este que indicamos a la izquierda y uno central para acceder a la casa cuartel, con un esquema de portada principal propio de la arquitectura regionalista de la época. En cambio, la propuesta de Talavera crea solo un acceso común ennoblecido con columnas y elementos regionalistas clásicos de la arquitectura de Talavera, y por donde acceden tanto las personas como los caballos que utilizaban los propios guardias civiles. Es significativo que en ambas propuestas existiera un patio central con galería en planta alta a modo de pasillo de distribución para acceder a las distintas dependencias y viviendas.
Posteriormente se adquiere una nueva propiedad para darle acceso al edificio por la calle Coracha, donde aún existe la puerta de garaje y que pensamos que sería igualmente para que se accediera a las cuadras. Hablando con personas que vivieron en el cuartel en los años 50, me indican que la convivencia era como una gran familia,
de donde salieron nuevas parejas. Ya hablaremos de las anécdotas.