El pintor sevillano Paco Cuadrado será el protagonista de la programación expositiva del Museo en los meses de verano. Desde el pasado 14 de junio, cuando se inauguró, hasta el 23 de septiembre, una muestra rendirá homenaje a uno de los grandes referentes del grabado artístico en España, Paco Cuadrado, del que se conservan dieciocho obras en los fondos municipales.

De ahí el nombre de la exposición, titulada «18/100», pues, en total, será un centenar de trabajos los que se puedan ver en las salas ubicadas junto al Parque Centro: dieciocho grabados de Cuadrado, y el resto, una selección de estampas que recogen desde las aportaciones históricas de David Roberts o Genaro Pérez Villaamil hasta las creaciones recientes de José Antonio Sánchez Baíllo, Félix de Cárdenas o Patricia Hernández Rodán.

Dentro de la piel
Grabados realizados con técnicas diferentes, con estilos y contenidos heterogéneos –se incluyen paisajes de Oromana, retratos, bodegones o escenas populares–, tendrán presencia en esta muestra que se articula bajo un denominador común, que no es otro que el de la procedencia de las obras, ya que todas ellas forman parte de la colección municipal.

Entre esas estampas, sobresale no solo por cantidad, sino por su fuerza expresiva, los dieciocho grabados de Paco Cuadrado, pintor fallecido recientemente –en noviembre de 2017–, cuyo vínculo con Alcalá fue más allá de las tradicionales visitas a las riberas del Guadaíra en busca de inspiración.

Como recordó el propio Cuadrado con motivo de una exposición que se le dedicó en 2008, fueron «tan fuertes» las «vivencias» que le ligaban a Alcalá, que el pueblo terminó incrustándose dentro de su «piel». En sus inicios fue acogido por el artista Francisco Cortijo en una casa situada en el número 4 de la calle Marea, que, más tarde, acabaría alquilando junto a su mujer, Mari Paz.

Y fue aquí, además, donde dio sus primeros pasos en la pintura y el dibujo, tomando como modelos al Niño Zarza o a Frascuelo; cociendo su propio pan en un horno de cerámica; o bien, manteniendo reuniones clandestinas en las que se hablaba de comunismo, compromiso que le llevó a la cárcel y al exilio en 1968.
Ahora, Paco Cuadrado, el grabador de Estampa Popular, el que se dejaba «el alma en la gubia», en palabras de Guillermo Bermudo –otro de los artistas representados en «18/100»–, regresa a Alcalá en una exposición que reconoce su maestría con el linóleo.

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