La leyenda romántica sigue teniendo peso en Alcalá. Sobre todo, en lo que respecta al flamenco, un arte que tradicionalmente se ha ligado al barrio del Castillo, pero que estudios recientes se empeñan en desmitificar la conexión o, al menos, en restarle la relevancia que se le concedía.

En esa línea se postulan las investigaciones de Antonio Cortés Escobedo, cuyo libro Familias cantaoras. Los Gordo, Paula, Talega, presentado en 2016, tendrá una ampliación en los próximos meses con nuevos datos sobre los orígenes de las principales sagas gitanas de Alcalá, que, curiosamente, según indica Cortés, no empezaron su actividad flamenca en las cuevas del Castillo, sino «en la Cañada Grande, hoy Alcalá y Orti; en la antigua calle Alpechín, actual Sánchez Perrier; o en la calle Sevilla, ahora Orellana, donde vivieron, por ejemplo, los padres de Joaquín el de la Paula».

Basándose en censos, como el de 1824, Antonio Cortés ha podido comprobar cómo «apenas una familia gitana residía en el Castillo por esas fechas. El resto estaba abajo hasta principios del siglo XX, que es cuando empieza a crecer y reurbanizarse la ciudad desde El Derribo».

«Mermado de fuerza»
De modo que los orígenes de la soleá de Alcalá, atribuidos al cante que se hacía en el Castillo son «relativos». Cortés añade otra particularidad a la evolución de este estilo. Según ha podido constatar el investigador granadino, «el ritmo pausado de este palo se lo confiere Joaquín el de la Paula tras su vuelta de la Guerra de Cuba, donde estuvo cuatro años. Joaquín padece fiebre amarilla y regresa con la enfermedad de Addison. Al estar mermado de fuerza, pierde facultades. Ya no puede con un cante tan bravío, y lo adapta, lo frena, con su peculiar cimbreo de voz, hasta convertirlo en algo nuevo, una obra de arte».

Antonio Cortés, que aún no tiene título seleccionado para su próxima obra, ha indagado además en el ambiente flamenco que se respiraba en lugares como la Venta Platilla –«siempre asociado a la riña»– y a la estela del cante de los Gordo en intérpretes como La Roezna, Manolito de María o Juan Talega, del que ha obtenido información inédita a través de su nieta, Casta Fernández –«a la que crió como una hija tras su orfandad»–, y que aún vive en Dos Hermanas.

Periodista y guionista. Doctor en Periodismo y Máster en Guión y Narrativa Audiovisual. Interesado en la cultura en (casi) todas sus manifestaciones: literatura, música, cine, artes plásticas...

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