El nombre de Dragoman, según el tríptico explicativo, se refiere a un término arcaico de origen oriental que servía para designar a las personas que ejercían labores de traducción lingüística.

Hemos observado la totalidad de sus obras expuestas, unas 24 y una serie de 9 fotos, todas en blanco y negro, muy bien presentadas, positivadas y escaneadas, uniformes en su tamaño y de diversos contenidos con un denominador común: la figura humana.

Por los contenidos, se deduce que Aitor Lara ha viajado por muchos países, Marruecos, la India, México, Uzbekistán… Todos ellos con unos componentes y comportamientos de una sociedad real donde viven. Aspectos sociales, culturales y populares que Aitor ha recogido, muchos de ellos de forma estática, lo que le ha permitido, a mi parecer, recrearse en los personajes  sacándole partido a sus expresiones

En general, las fotografías expuestas denotan una sensibilidad social, fuera de toda duda, expresada con la fuerza de un blanco y negro con una gama de grises bien concebida, realizadas con soporte analógico y, seguramente, con una cámara de formato medio con bastante calidad. Estas fotografías que interpretan, como he manifestado anteriormente, personajes marginados de la sociedad en la que viven, que el fotógrafo ha querido denunciar y dar a conocer en su exposición. Creo, honestamente, que la serie fotográfica realizada al cantaor flamenco Manuel Molina, un personaje fotogénico, desentona un poco en la exposición por su simplicidad,  que no se ajusta al contenido del resto expositivo.

No es difícil hacer estas fotografías que muestran una quietud de sus protagonistas, pero lo verdaderamente importante es lo que transmite la mayoría de ellas, los defectos sociales de dichos personajes, para darlos a conocer a una sociedad cada día mas deshumanizada.

Una muestra que merece la visita porque el espectador no saldrá indiferente si busca más allá de la imagen, si busca su contenido y la aportación que el autor ha pretendido darle. Y creo que lo ha conseguido.

La exposición presentada en la Casa de la Cultura estará hasta el 25 de febrero.

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