El Cristo de la Vera Cruz en el Convento de Santa Clara. José Antonio López Martínez

Con gran unción se celebró el Vía Crucis con el Santísimo Cristo de la Vera Cruz, titular de la Antigua y Franciscana Sección de Alcalá de Guadaíra de la Venerable Archicofradía de Adoración Nocturna Española al Santísimo Sacramento, por los patios y claustro del Monasterio de Santa Clara, donde radica.

En esta sexta ocasión que se realiza el piadoso ejercicio con la bendita imagen, presentó dos novedades: que se ubicase en el Primer Domingo de Cuaresma, y que tuviera un carácter parroquial, al ser el único crucificado titular de una institución erigida canónicamente en la feligresía de Santiago el Mayor de la ciudad alcalareña. Por ello, a petición del Rvdo. D. Pedro Sola Sola, Cura Párroco de la misma, participaron en el Vía Crucis todas las Hermandades y grupos que conforman el amplio abanico de la realidad pastoral de Santiago.

Rezo cuaresmal

Así, a partir de las 19:00 horas se desarrolló este tradicional rezo cuaresmal, con un cortejo encabezado por la bandera de la Sección adoradora alcalareña, seguida de todos los fieles que acompañaban al Señor, el banderín con las insignias de la Vera Cruz, turiferario, ceroferarios escoltando la sagrada imagen y esta portada por costaleros, al mando de D. Antonio Osorio Bernabé. El Santísimo Cristo lucía para la ocasión el paño de pureza de color morado brocado en oro, que le da un aspecto especialmente bello al asemejarse a un estofado sobre la imagen, que, recordemos, está realizada en pasta de maíz, de procedencia hispanoamericana, mostrando un bello y dulcísimo rostro inerte, así como cierto arcaísmo en su morfología corporal.

Las meditaciones de cada estación, como se ha dicho, estuvieron encomendadas a los miembros de los grupos e instituciones parroquiales, siendo los siguientes: 1.  Jesús es condenado a muerte: (Presbiterio) Catequesis, grupos de padres. 2.- Jesús carga con la cruz: (Porche de la iglesia, azulejo de Santa Clara) Pastoral de la Salud. 3.- Jesús cae por primera vez: (Patio de la iglesia, Puerta Reglar) Personal de Archivo parroquial y colectas especiales. 4.- Jesús se encuentra con su Madre: (Cruz de la cripta) Liturgia y coro parroquial. 5.- Jesús es ayudado por el cireneo: (Claustro, azulejo de Santa Clara junto a las campanas) Caritas y AFAR. 6.- La Verónica limpia el rostro de Jesús: (Claustro, junto a la escalera del coro alto) Primera Comunidad. 7.- Jesús cae por segunda vez: (Claustro, mural de la Virgen del Águila) Segunda Comunidad. 

8.- Jesús consuela a las mujeres de Jerusalén: (Claustro, ante el azulejo de la Inmaculada) Hermanas adoradoras de la Adoración Nocturna. 9.- Jesús cae por tercera vez: (Claustro) Hermandad de Nuestro Padre Jesús Nazareno. 10.- Jesús es despojado de sus vestiduras: (Claustro, ante el cuadro de la Divina Misericordia) Hermanos de la Adoración Nocturna. 11.- Jesús es clavado en la cruz: (Cripta, ante la cruz de la Venerable Madre) Hijas de la Caridad. 12.- Jesús muere en la cruz: (Patio de la iglesia, Puerta Reglar) Siervas del Hogar de la Madre. 13.- Jesús es bajado de la cruz y puesto en brazos de su Madre: (Porche de la iglesia, azulejo de Santa Clara) Hermanas Pobres de Santa Clara. 14.- Jesús es sepultado: (Presbiterio) Hermanos adoradores de la Adoración Nocturna.

Motete con antiguas letras

Destacar que tras el enunciado de cada estación las Hermanas Clarisas interpretaron un motete alusivo a cada una de ellas, con antiguas letras que se conservan en el Monasterio. Asimismo, entre cada estación, y mientras la imagen del Señor avanzaba, los fieles entonaron cantos populares muy conocidos, como fueron “Perdona a tu pueblo” y “Sálvame, Virgen María”, fraccionados en sus diferentes estrofas, que se adecuaron al contenido de cada estación.

Una tarde/noche inolvidable para todos los que tuvieron la suerte de vivirla en el incomparable marco de las estancias conventuales, muy especialmente el claustro grande, con su rítmica sucesión de arcadas de medio punto sobre columnas marmóreas, animadas por la frondosa vegetación de limoneros y naranjos, así como por las numerosas macetas que las monjas cuidan con primor, y como no, por los armónicos “chirridos” del periquito que perteneció a la recordada Sor Inmaculada, y que permanece en las dependencias del monasterio, atendido con mucho amor por las hermanas, todo ello a la luz de la “hermana luna”, componiendo una bella y completa estampa franciscana, como franciscanos eran los textos utilizados para el rezo del Vía Crucis.             

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