Leo en La Voz del 15 de febrero al profesor Enrique Baltanás pronunciarse sobre la apertura de la calle Jardinillos al tráfico en su tramo final de escalones para evitar el rodeo de los conductores por el Cerro del Moro. Opinión que también compartía nuestro añorado tío abuelo Francisco García Rivero y con la que nunca estuve de acuerdo ni creo que solucione el caos del tráfico que sufrimos.  La calle Jardinillos aún goza de una personalidad propia, propiciada por su difícil acceso y acusada pendiente, sobre la cual de niños campábamos arriba y abajo seguros y ajenos al ruido y peligros del tráfico. Era la Alcalá de los 80, muy diferente a la suya de los 50 pero aún menos «de plástico» que la actual. En el Zambra de entonces los concejales salían con langostinos en los bolsillos, según me decían. Hoy, a pesar de haberse llevado sus sucesores por delante el edificio singular y el jardín de la Eléctrica del Águila, creo que aún Jardinillos conserva algo de ese aire de antaño que en mi opinión se puede percibir especialmente al caer la tarde. Es por ello que mediante estas líneas redactadas en el andén de la autopista de Juan Abad, le hago llegar mi absoluto desacuerdo con la propuesta de Enrique Baltanás y mi clamor porque nunca se lleve a cabo. 

CONTENIDO EXCLUSIVO

Hazte socio. Si ya lo eres y aún no tienes claves pídelas a socios@lavozdealcala.com

Si ya eres socio inicia sesión