Vuelvo a escuchar comentarios sobre el régimen de visitas de nuestro Castillo, y como veo que no terminan de clarificarse algunas ideas me permitirán hacer algunos apuntes sobre un proceso en el que de alguna forma he aportado mi pequeño grano de arena.
A ver. Afortunadamente para nuestro emblema patrimonial, llevamos interviniendo sobre el Castillo de Alcalá de forma continuada cerca de veinte años. Gracias a lo cual en la zona monumental –las «alcazabas» que llamamos los freaks–, la apertura es actualmente sistemática de jueves a domingo, y a demanda siempre que haya un grupo que lo solicite. ¿Que parece poco? Pues dependerá del sitio, la demanda y –por descontado– los recursos públicos disponibles.
«Pues en los Alcázares de Sevilla blablá». Claro, vamos a comparar un castillo de ciudad mediana con flujo bajo de visitantes con uno de los principales destinos turísticos de Andalucía. «Pues en Carmona blablá». Porque es lo mismo el punto de acceso a una ciudad viva y monumental que un elemento singular en una ciudad no monumental.
Ahora se me van ustedes a buscar ejemplos parecidos –no conejos blancos ni unicornios– y hablamos de cómo mejorar. Porque sinceramente los ejemplos similares de nuestro entorno –que uno algo sabe de esto– dejan bastante que desear. Haciendo un repaso a bote pronto me salen un par de castillos restaurados y cerrados, varios abandonados y alguno en manos privadas. Así que digo yo que en algunas cosas podremos estar mínimamente satisfechos, ¿no?