Durante la llamada Transición los alcaldes sabían que su principal función era representar los intereses de sus vecinos. Era frecuente que alcaldes y concejales se pusieran al frente de marchas reivindicativas desde los pueblos hasta las capitales administrativas, en reclamo de infraestructuras, o planes de empleo, o fondos de emergencia. Algunos llegaron a liderar movilizaciones muy duras, incluyendo encierros y huelgas de hambre. En todas esas iniciativas la figura del alcalde era la de un primus inter pares: un igual que se posicionaba al lado de sus vecinos para pelear frente a quienes tenían el poder de legislar.

La otra transición
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