A la izquierda un reproducción de la carta puebla y a la derecha la portada del libro, Alfonso X y Sevilla. Archivo municipal del Sevilla

Hace unos días el Ayuntamiento de Sevilla ha publicado un libro titulado Alfonso X y Sevilla, cerrando así el ciclo de actos conmemorativos dedicados a este rey castellano-leonés con motivo de su nacimiento hace ocho siglos. Hijo y heredero del rey Fernando III y de Beatriz de Suabia, princesa alemana de sangre imperial, Alfonso X fue coronado en Sevilla el 1 de junio de 1252, tras finalizar los funerales de su padre, fallecido en el Alcázar el 30 de mayo. Padre e hijo descansan desde su muerte en la Capilla Real de la Catedral hispalense.
La figura de Alfonso X es realmente grandiosa y en más de un aspecto. Como rey guerrero y organizador, siguiendo la trayectoria de su padre, conquistó nuevos territorios en la Baja Andalucía y llevó a cabo la repoblación de muchas ciudades y villas (entre ellas Alcalá de Guadaíra) en un proceso realmente impresionante para reactivar las zonas despobladas tras la conquista. En los ámbitos de las ciencias y la cultura sus trabajos de traducción y difusión realizados por parte de una nutrida nómina de sabios cristianos, judíos y musulmanes es reconocida en toda Europa. Igual ocurre con los grandiosos trabajos de recopilaciones legales, propiciadas con entusiasmo por un rey empeñado en recibir la tradición jurídica romana como instrumento para el gobierno de sus reinos.

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