El otoño empieza a dar un respiro tras un verano de infierno, y la gente que ha podido permitírselo vuelve de la playa para iniciar una nueva etapa: trabajo, colegios, madrugones, obligaciones… Pronto, en nuestras preocupaciones diarias no habrá lugar para otros temas que no sean los de la vida cotidiana. Y, quien más, quien menos, se dice: «Que no nos vengan con la monserga de tener que agobiarnos por lo que ocurre a cientos de kilómetros de aquí, porque bastante tenemos con la lucha del día a día…»

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