Este verano he tenido largas conversaciones con mi IA (Copilot). Cada profesional va buscando las aplicaciones de esta poderosa herramienta y, en la educación, los resultados son espectaculares. Los profesores que no tengan aversión a las tecnologías se han encontrado con un asistente personal que crea informes, programaciones, actividades o lo que se tercie, con un índice de fiabilidad bastante respetable, sobre todo, si se sabe cómo hay que preguntarle a la máquina para que los resultados sean óptimos.

CONTENIDO EXCLUSIVO

Hazte socio. Si ya lo eres y aún no tienes claves pídelas a [email protected]

Si ya eres socio inicia sesión