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El 16 de julio se desplomó el techo de la Casa Ibarra durante las obras de rehabilitación. Dos trabajadores murieron en el acto y un tercero logró salvar la vida. El suceso tuvo lugar en un edificio municipal adquirido en 2006 y abandonado durante casi dos décadas. Expoliado, vandalizado y víctima del deterioro del tiempo, la degradación de la Casa Ibarra era visible y ampliamente conocida. Su rehabilitación era urgente, pero llegó demasiado tarde. La Casa Ibarra no solo es un inmueble histórico, sino también un símbolo del patrimonio local. Antigua residencia señorial, su arquitectura y ubicación la convierten en una pieza destacada del pasado urbano de Alcalá. Su abandono prolongado no fue solo material: representó una renuncia institucional a la memoria colectiva y al deber de preservar lo que da identidad a la ciudad.
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