El 13 de septiembre de 1936, solo nueve días después de ser nombrado ministro de Hacienda, Juan Negrín firmó un decreto secreto que autorizaba el envío de 510 toneladas de oro a la Rusia comunista para comprar armas (un 72,6 % de las reservas del Banco de España). A Francia se mandarían otras 193 toneladas. Solo lo sabían los también socialistas Indalecio Prieto (Ministro de Marina y Aire) y Largo Caballero (Jefe del Gobierno). No se informó ni a los diputados que aún vivían ni al resto de los ministros. Ni siquiera se le reveló a Azaña el destino final de las reservas, a pesar de ser el Presidente de la República (violándose así el artículo 76 de la Constitución).
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