Cualquiera diría que la robustez es la primera de las cualidades del tajamar, pero es sólo un efecto provocado por estar adherido a los pilares del puente, estos sí, robustos y sólidos. Los tajamares, en cambio, no necesitan tanta dureza, su labor tiene más de incisión y finura. Ven venir la corriente, la miran, la encaran, la cortan y debilitan el embate de sus aguas desviándolas sutilmente hacia los lados. Reparten la presión a lo ancho del cauce y alivian a los pilares de la fuerza de arrastre generada por las corrientes. A su espalda, al otro lado de las pilas, sus gemelos –o sus medias naranjas– ven marchar la corriente debilitada río abajo, y así nosotros podemos empezar a distinguir algo entre la turbidez de sus aguas. Estos escuderos silenciosos, con su legendaria forma de quilla –si no de parábola–, evitan, además, la erosión y socavación en los cimientos.

¡Qué labor la de los pétreos tajamares! Llevan siglos y siglos defendiendo los puentes del empuje de las aguas en masa. Y es que lo más importante de su labor no está en los pilares que abrazan, sino en el fin último y elevado de todo el conjunto, la verdadera misión para la que nacieron estas milenarias ingenierías: para permitir el paso y poder cruzar de un lado a otro; para superar una barrera y seguir caminando; para romper fronteras, comunicar, conocer, intercambiar, avanzar y crecer. Son símbolo, en fin, de cultura, convivencia y paz. Pues eso mismo, y aquí está el encaje anticipado en el título, es, o debiera ser, un periódico. Si un buen periódico, como dijo Arthur Miller (autor de Panorama desde el puente) es una nación hablándose a sí misma, un periódico excelente es aquel que, como un puente, permite la comunicación, el intercambio y la convivencia de un pueblo en beneficio de la cultura y de su propio conocimiento.

Con sus humildes tajamares (sus voces autónomas) y los robustos pilares sobre los que se asienta (independencia y libertad), La Voz de Alcalá lleva décadas haciendo de puente mayor para todos los alcalareños. Vaya aquí mi agradecimiento al periódico y quede este compromiso de colaboración: si la corriente viniera con fuerza, pongamos por caso, en contra de un intento de reordenación del tráfico y de una apuesta valiente de peatonalización, ayudar a remansarla por evitar el arrastre y aclarar las aguas; y si, pongamos por otro caso, los caudales se desatan con (des)propósitos irreversibles como la demolición de una bonita casa en el centro, ser tajante.

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Licenciado en Historia en la Universidad de Sevilla. Profesor de Lengua y Literatura, Geografía e Historia en Secundaria y Bachillerato. Lector atento de lo de aquí para llegar desde lo cercano hasta...

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1 comentario

  1. Hola . Me ha gustado mucho este articulo. Y es que me gusta tu forma de escribir. Te pido permiso para poner en mi blog tu poema ·Siglo pasado” Ya que el” No ha sido lo mismo” tuvo mucho exito entre mis seguidores.
    Un abrazo para toda la familia.