El Ayuntamiento de Alcalá tiene un marrón. Y prolongarlo nos está costando el dinero. Urge buscar una solución para el macrogimnasio del Sato. Lo que no puede ser es que cuando alguien se quiera hacer cargo de su explotación comercial, considere que no es rentable porque está completamente expoliado, vandalizado y destruido.

El Sato es otro de esos megaproyectos a mayor gloria del exconducator que acabó como el rosario de la aurora. Ahora ya no es tiempo de mirar atrás para ver si eran galgos o podencos los que cazaron la perdiz, sino de qué va a pasar con esa inversión que bien explotada es rentable para la empresa y para la ciudad.

El Sato debería ser una prioridad para este Ayuntamiento. Gobierno municipal y oposición tendrían que crear una comisión que sacara adelante este problema antes de que no exista solución. Lo que es intolerable es que nos cueste dinero estando cerrado y con las carnes abiertas para que un día aparezca completamente destrozado. Si no encuentran una empresa privada que lo gestione, que pase su explotación a manos municipales; eso sí, con todas las garantías de que el gimnasio no será una agencia de colocación de amiguetes y afiliados, muy propio en estos lares y de un partido que lleva cuarenta años haciendo lo mismo. Porque tener un gimnasio de la categoría de este ya casi no es un lujo para una ciudad como Alcalá.

Periodista del diario ABC desde 1989. Alumno becado por el Foreign Office en Londres, fue profesor de Opinión Pública en el Instituto Europeo de Estudios Superiores de Madrid

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