Miguel Medina, en el centro, en una de las actividades durante su experiencia en la Ruta al Exilio. Cedida

Miguel Medina ha disfrutado durante este verano de una experiencia que le ha cambiado la forma de ver las cosas y que le ha marcado para la posteridad. El joven comienza este año la carrera, tras conseguir una de las mejores notas de su clase, y, durante el mes de julio, ha sido partícipe de la Ruta al Exilio, una aventura en la que rememoraban el exilio republicano por Navarra, Cataluña y el sur de Francia. «Ahora aprecio cosas que tenía muy normalizadas», reconoce el joven.

Esta actividad organizada, entre otros, por el Ministerio de Memoria Democrática ha reunido este año a 40 jóvenes de toda España en una experiencia educativa y vivencial que les ha permitido conocer de primera mano los lugares de memoria vinculados a la huida de miles de personas tras la Guerra Civil, en un itinerario guiado por historiadores locales, especialistas y testigos que han compartido sus vivencias.

Para poder ser uno de los afortunados, Medina tuvo que presentar un proyecto que tenía que estar relacionado con las voces de la memoria, acompañado de un vídeo en el que explicaba por qué quería ser partícipe. «Al principio pensé en hacer un podcast sobre dos familiares míos que fueron asesinados en campos de concentración nazi, pero quería hacer algo que llegara a más gente», cuenta.

Para ello tuvo una idea en la que seleccionaba a personas importantes de la guerra civil y hacía un paralelismo con personajes de la cultura pop. Así, por ejemplo, a Clara Campoamor la asoció con Lisa Simpson y a Franco, con el Joker. Esto gustó entre el jurado, fue seleccionado, y arrancó la Ruta con muchas ganas de ver de cerca aquello de lo que tanto había escuchado.

La Ruta

Nada más llegar, los monitores les quitaron el móvil para que pudieran disfrutar al máximo de la experiencia sin distracciones externas. Durante los días, participaban en talleres de memoria, charlas y visitas a lugares históricos, además de realizar caminatas de hasta diez kilómetros por la montaña, cruzando varias veces la frontera entre Francia y España.

Visitaron espacios como el Campo de Concentración de Gurs o la Cárcel Modelo de Barcelona, entre muchos otros. «Muchas historias me pusieron la piel de gallina. Visitamos un pueblo donde nos contaron que dieron la espalda a la viuda de un republicano y sus hijos. Tal era el rechazo que acabaron matándolos y tirándolos a un pozo que visitamos». Como cierre, estuvieron en Oix, un pequeño pueblo gerundense que les dio la despedida organizando una verbena.

Miguel Medina asegura que la Ruta le ha cambiado la forma de ver el mundo y le ha hecho valorar aún más a las personas que lo rodean, convirtiéndose así en una lección de historia y de vida para estos cuarenta jóvenes.