Cuando ustedes lean estas líneas, septiembre ya se habrá colado en nuestras vidas. El comienzo del año para varios menesteres vitales importantes; el curso político, el curso académico, el reto económico…

Este año nos asomamos a septiembre con temores, con dudas respecto a los guiones sobre los que se suele sustentar la vuelta a las rutinas tras el paréntesis veraniego. El bicho ha dado un manotazo al almanaque y ha trastocado muchas de nuestras certezas. Dedos cruzados para que no acabe volcando la mesa y propiciando un estropicio sanitario, económico, académico.

Muchas persianas y cierres de negocios (que no sólo dan de comer a sus propietarios…) de Alcalá que se entreabieron al principio del verano con más esperanzas que certezas no se volverán a subir. Si no somos capaces de hacer rodar esas ruedas frágiles del pequeño negocio seremos plenamente conscientes de que la pandemia no sólo aprieta, sino que sí ahoga.

37 centros educativos de Alcalá de niveles y oferta diversa abrimos cancelas y puertas sin certezas sobre la seguridad que puedan ofrecer a los que aprenden o trabajan en ellos (varios miles de alcalareños, poca broma). Pretender que se cumplan las medidas ideales de protección lleva a la melancolía por material y económicamente inviables. Resignarse a la improvisación y a los dedos cruzados ante la más que probable irrupción de los contagios en las aulas y su efecto multiplicador en las familias de alumnos, profesores y trabajadores de los centros es insensato e irresponsable. Hay medidas factibles (gusten o no a padres, alumnos o al profesorado) como alternativa a las condiciones «ideales»: la asunción de un sobrecoste económico y logístico acorde a la dimensión de la relevancia y riesgo de la convivencia en las aulas, optimización de recursos humanos y materiales, flexibilización del uso de los espacios, horarios y calendarios…que pueden (podrían) ayudar a defendernos del colapso.

Esta vez, nuestra proverbial y muy prescindible tendencia a la improvisación y a dejar en manos de la inercia la solución de problemas serios nos va a pasar una factura de las que duelen, o matan.
Es tarde, muy (¿demasiado?) tarde. ¡Que septiembre os/nos sea leve, paisanos!

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Licenciado en Filología Inglesa. Profesor en el I.E.S. Albero.

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