Enrique Sánchez falleció hace un año, el 19 de noviembre de 2024, pero su voz nunca se calló porque el legado de este alcalareño trasciende más allá de su presencia física en la Tierra. En el primer aniversario de su muerte, el fotógrafo y exdirector de La Voz de Alcalá sigue presente. El periódico mantiene vivo su espíritu crítico y sus fotografías siguen recogiéndose en libros que preservan la identidad alcalareña, en las postales de La Voz e incluso en las redes sociales, en el perfil de Esand-Archivo que su hijo Manu creó para difundir y preservar la fototeca que creó a lo largo de 60 años como fotógrafo de prensa.
La voz de Enrique sigue resonando entre sus amigos y sus enemigos, que también los tuvo. Su carácter indomable le permitió no doblegarse nunca al poder y mantenerse firme en sus convicciones. El cura Manuel Ángel Cano afirmó que «Enrique Sánchez sabía defender la dignidad del hombre» y así lo demostró a lo largo de su vida por su firme compromiso con la justicia.
La vehemencia con la que defendía las causas que consideraba justas le llevó a vivir «momentos de intensidad, de errores y aciertos, pero siempre con la intención de informar con honestidad», dijo de sí mismo el día que se despidió como director del periódico tras dos décadas de pico y pala en la redacción.
Además, siempre tuvo una vocación humanista y amor por la cultura y la identidad alcalareña. Se interesó durante toda su vida por rescatar imágenes antiguas e inéditas de Alcalá, buceando por todos los archivos fotográficos a su alcance. Muchas de ellas han sido publicadas en las famosas postales del periódico y en el libro Alcalá en Imágenes. Enrique Sánchez también participó en política.
Se presentó como candidato de Izquierda Unida-Convocatoria por Andalucía en 1987 y fue portavoz del grupo municipal hasta el final del mandato en 1991. Su obsesión fue conocer en qué se gastaba el dinero público. «Era fundamental para mí», reconocía. Esta característica marcó también su trayectoria periodística.
En su etapa de militancia política participó activamente en la creación de Alternativa, la revista del partido. Era un boletín para los militantes con escasa difusión. Sin embargo, le sirvió como experiencia para fundar en 1991, junto a un grupo de amigos, El Alcalá.
En el primer aniversario de su muerte, es inevitable recordar lo necesaria que fue su figura y el papel que jugó, pero, sobre todo, lo necesario que es asomarse al abismo para valorar su legado.


