Cuando mis hijos eran chicos, les enseñaban en el cole a dejar el revólver de vaquero, la flecha de indio o la metralleta de juguete con los que se divertían y cambiarlos por una pieza de fruta.

Creíamos entonces que todo eso serviría para conseguir la paz entre los pueblos. Hoy los gobiernos nos crean la necesidad del rearme y nos dicen cómo debemos cambiar nuestras piezas de fruta por balas de 9 mm, esas que hemos comprado a Israel.
Ya hemos tenido que sisar nuestro bienestar: hemos dejado de invertir en transporte y, lo que es peor, en investigación y educación, en beneficio de la Defensa. ¿Qué defensa? La de sus bolsillos, claro.

Aunque el refrán diga que si quieres la paz has de hacer la guerra, eso no es motivo para que andemos haciendo negocios con unos tanques por aquí, unas balas por allá, que a fin de cuentas no son sino para matar. Sí, porque la guerra no se hace con soldaditos de plomo, los efectivos que combaten son personas de verdad, que morirán en el frente, por una bomba lanzada por un dron, una ametralladora o por las balas.

Nadie nos ha consultado si debimos entrar en la guerra de Ucrania. Nadie nos dijo que abandonaríamos, como europeos, definitivamente a los palestinos. Israel manda. Él nos vende las balas. Es el caballo ganador —¡qué animal Netanyahu!— y hemos dejado hasta de comer bien.

Hemos dejado de comprar fruta, apenas si tomamos una al día y de esas que hace cinco años no la echábamos ni a los cochinos. Como decía mi madre, ¡vamos a comer dinamita! O balas de 9 mm.

El pasado 24 de abril, en la celebración del Día del Libro en el Puente, un participante leyó un poema de Náhida Izzat, escritora palestina, en estos términos:

Quiero contarle al mundo.

Quiero contarte un cuento sobre una llave que no fue usada…
…sobre un aula de clases a la que no se acudió
…sobre un patio de recreo que fue silenciado
…sobre un libro que no fue leído
…sobre una solitaria granja sitiada y sobre sus frutos que nadie recogió
…sobre una mentira que no se descubrió
…un cuento sobre una iglesia en la que ya no se reza
Y una mezquita que ya no está en pie.
Y una cultura de la que ya no se disfruta.
Quiero contar un cuento sobre un techo con hierba y lodo
…sobre una piedra que se enfrentó a un tanque
…y sobre una empecinada bandera que se niega a ser arriada
…sobre un espíritu que no puede ser derrotado.
Quiero contarle al mundo un cuento.

Maestra, especialista de francés. Titulada por la Escuela Oficial de Idiomas, colabora en La Voz de Alcalá desde el año 2003 y en el periódico local 'La higuerita' de Isla Cristina desde el año 2010....

Deja un comentario