Una de las cosas que el COVID-19 ha venido a probar es que la sanidad española está lejos de ser la mejor del mundo. Sin pretenderlo, la crisis del coronavirus ha puesto el foco sobre sus vergüenzas. No sobre las carencias en cuanto a equipamiento de protección individual adecuada, número de respiradores y plazas UCI; y,en suma, capacidad para ofrecer cobertura de salud universal ante una emergencia sanitaria para la que ningún país del mundo estaba preparado. Sí,con relación, por ejemplo, al número de camas de hospital por habitante, que, según recomienda la Organización Mundial de la Salud, debiera ser entre 800 y 1000 por cada 100.000 habitantes y en España era en 2017 de 297; el número de médicos o enfermeros, el número de aparatos médicos de resonancia magnética...

CONTENIDO EXCLUSIVO

Hazte socio por sólo 3 euros al mes. Si eres socio y aún no tienes claves pídelas a socios@lavozdealcala.com.

Si ya eres socio inicia sesión