Por más que la separación de mis padres, siendo yo aún adolescente, me llevase a vivir –siempre de alquilado– por diferentes barrios de Alcalá, del Cerro Blanco a Beca pasando por Malasmañanas, yo siempre me he sentido de Pablo VI. Seguramente, porque la forja de la identidad personal se inicia en el espacio de las relaciones sociales primarias y tanto mi infancia como mi adolescencia transcurrieron entre las calles de esa barriada. Empezando por las que mediaban entre la casa de mis padres y las de mis abuelas. 

CONTENIDO EXCLUSIVO

Hazte socio por sólo 3 euros al mes. Si eres socio y aún no tienes claves pídelas a socios@lavozdealcala.com.

Si ya eres socio inicia sesión