Se nos ha dicho y repetido, se nos sigue diciendo: el cortafuego del fascismo en España es el PP. Pero eso era un embeleco con el que, hasta ahora, se ha pretendido alejar la atención de las constantes fascistas que perviven en su seno. Mentira con que alguien nos engaña divirtiéndonos en torno a la existencia de dos tendencias en el partido que fundaran siete exministros de Franco. Esto es, por un lado, los «tibios» y «moderados», o como los llama el cantamañanas de la infamia: «maricomplejines» a secas; y, por otro, los «valientes» y «decididos» que se reconocen sin complejos en los principios de la derecha.

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