Sí, aunque parezca mentira ya ha transcurrido tanto tiempo y es bueno no olvidar lo que pasó para que las generaciones jóvenes conozcan el camino que hubo que andar para que la injusticia, que se pretendía cometer con esta tierra, no se hiciera.

Y eso pudo ser porque en el Congreso de los Diputados en Madrid, había un grupo de andalucistas que se encargaron de que no nos ningunearan, porque no nos llamemos a engaño, ningún otro partido tenía interés alguno en que Andalucía tuviera un Estatuto de Autonomía en igualdad de condiciones que las autonomías llamadas históricas, como si fueran los únicos territorios con historia, sólo porque sus Estatutos fueron aprobados durante la II República y el de Andalucía se encontraba en trámite cuando estalló la Guerra Civil.

La extinta UCD y el PSOE impusieron a Andalucía unas condiciones políticas durísimas. El Referéndum debía ser aprobado por la mayoría del censo en cada una de las provincias, no de los votantes, con un censo cargado de errores, donde constaban personas fallecidas. La provincia de Almería no superó las condiciones leoninas. Luego está la pregunta de la papeleta: «¿Da usted su acuerdo a la ratificación de la iniciativa, prevista en el artículo 151 de la Constitución, a efectos de su tramitación por el procedimiento previsto en dicho artículo?». Y ésta otra la que les hicieron a los ciudadanos de Cataluña y País Vasco:

Documento del acuerdo. Lva

«¿Aprueba el proyecto de Estatuto de Autonomía para Cataluña / el País Vasco?». Hay diferencia. El sistema autonómico estaba pensado sólo para tres territorios, para el resto «café para todos».

Comienza entonces el tortuoso camino para el desbloqueo. Ningún partido tenía interés, excepto el extinto Partido Socialista de Andalucía (PSA), cuyo portavoz en el Congreso, Alejandro Rojas-Marcos, se batió el cobre para conseguir una solución.

Y la encontró, después de la moción de censura del mes de mayo al gobierno, para salvar la cuestión de confianza del mes de septiembre, a la que Suárez sometió a la Cámara Baja. Rojas-Marcos propuso el desbloqueo de la autonomía andaluza. Le votarían a favor en la moción de confianza si el gobierno se comprometía a buscar una salida para que Andalucía accediera a la autonomía de igual forma que catalanes, vascos y gallegos.

El acuerdo se plasma en un documento que se presenta en el Registro del Congreso el 23 de octubre de 1980, y lo firman Alejandro Rojas-Marcos y Miguel Ángel Arredonda por el PSA; Alfonso Guerra y Luis Yáñez por el PSOE; Santiago Carrillo y Fernando Soto por el PCE y Miguel Herrero de Miñón y Félix Manuel Pérez Millares por la UCD.

Lo que ocurrió al día siguiente forma parte de uno de los episodios más miserables del PSOE. Andalucía amaneció llena de pintadas contra el PSA, al que calificaban de traidor y de haber vendido Andalucía. El desbloqueo de Rojas-Marcos jamás ha sido reconocido en las urnas y la mentira del PSOE se sigue manteniendo después de 40 años.

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