Ya está contenta nuestra señora alcaldesa. Las procesiones ya han pasado por la calle La Mina. En tiempo y forma. Lo importante no es la cantidad de molinos harineros que se podían haber puesto en funcionamiento para promocionar el turismo. No. Lo primordial era el ascensor al molino hipogeo debajo del Teatro Gutiérrez de Alba. Aunque una de las joyas arquitectónicas de nuestro patrimonio, el antiguo cuartel de la Guardia Civil, se esté cayendo a cachos. O aunque la casa de los Ybarra sea pasto de los okupas. Por no hablar de las obras medio paralizadas del Museo de Alcalá o del Castillo.

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Periodista del diario ABC desde 1989. Alumno becado por el Foreign Office en Londres, fue profesor de Opinión Pública en el Instituto Europeo de Estudios Superiores de Madrid