Como no teníamos suficiente con la contaminación por sosa caústica de nuestro río, su entorno natural y su fauna, ahora viene otra no menos grave: la del ruido generado por el motocross. Estos señores se debieron saltar las clases de educación cívica, se creen que sus tubos de escape son inmunes a los mortales, y las de ciencias naturales: para que los animales procreen y se asienten en un territorio necesitan cierta paz; la que no encuentran cuando estos desalmados sólo piensan en ellos mismos y en lucirse con las motos.

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Periodista del diario ABC desde 1989. Alumno becado por el Foreign Office en Londres, fue profesor de Opinión Pública en el Instituto Europeo de Estudios Superiores de Madrid