En la casi totalidad de las religiones, las mujeres tienen todas las de perder. Eso me induce a pensar que esas estructuras, creadas para combatir el miedo atávico a la muerte, fueron inventadas por los hombres. Las mujeres siempre han estado ocupadas con el inevitable trabajo de criar, ya que en nuestra especie han sido las hembras quienes han realizado invariablemente esa función. Y, mientras ellas se afanaban en perpetuar la especie, ellos lo hicieron en construir un sistema que les otorgase la potestad. Eso, llevado a extremos que sorprenderían a sus mismos creadores, se produce específicamente en el mundo talibán en la actualidad. La mujer queda relegada al trabajo reproductor y al servicio y sometimiento del varón.

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Escritora y columnista de La Voz de Alcalá.