Cada vez que los políticos deliran, lo sufrimos los ciudadanos. La escandalosa y preocupante situación del PP surgida durante una bien regada cena, trajo a nuestra mente el comentario, allá por el año 1983, del hoy serenado Alfonso Guerra, sobre la novela «Rebelión en la Granja» aplicándolo a la España política del momento. No sé si por la actual deriva del PP o por la cena en sí, mis horas de plácido sueño tornaron en una pesadilla.
En ella, España volvía a ser la metafórica Granja de Orwell. La familia de plumíferos andaba revuelta, los picotazos de los machos alfa se repartían por doquier entre algunas de las plumíferas, pues tras intensos aleteos habían conseguido elevarse por méritos propios por encima de ellos. Eso no se podía consentir, iba contra natura., por lo que comenzaron a atacarlas por todos los flancos. Y como suele suceder, el resto, machos y hembras, tomaron partido y al hacerlo se desató la guerra entre los alados inquilinos de la Granja.
Todo ello para regocijo de hienas y chacales, que en el vecino cubil esperaban darse un exquisito banquete para después adueñarse de la granja. En el inquietante sueño veía cómo en una orgía de sangre, chacales e hienas devoraban no sólo a los cadáveres, sino también a los heridos. Lo que hizo temer lo peor al resto de los inquilinos, ¡porque sin plumíferos qué iba a ser de ellos! ¿Seguirían la misma suerte que sus convecinos? Tal vez algo peor, convidados de piedra, vivirían bajo el esclavizador yugo de los chacales, una vez que se apoderaran de toda la granja.
Desperté preguntándome ¿cómo podía ser que tal estupidez hubiera prendido entre los peperos? ¿Si hoy todavía existe oposición, qué será mañana de España si el sanchismo se trasformara en un PRI?