Sermonear es lo contrario de argumentar. Quien pronuncia un sermón se considera en posesión de la verdad o del poder y, por tanto, invulnerable a la crítica. No necesita ofrecernos buenas razones para convencernos de lo que nos dice. Solo exige obediencia.

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Rafael Ojeda Rivero. Doctor en Medicina. Especialista en Anestesiología y Reanimación, que ha ejercido en el hospital Virgen del Rocío desde enero de 1990. Ha sido vicepresidente del Comité de Ética...