Todo el día protestando. Hay algunos que se llevan todo el día quejándose. No les cuadra nada, «na de na». Están al acecho, siempre alertas desde su escondite, pendiente de la más mínima para saltar al ataque. Unos, enmascarados bajo la cobarde cobertura de un seudónimo en la trinchera digital de los perfiles falsos. Otros, a los que les reconozco su arrojo, van a pecho descubierto, exponiendo la cara y el lomo a riesgo de que los otros, los cobardes, disparen sus dardos envenenados. Tanto los unos como los otros comparten la misma irritación, andan siempre cabreados y los podemos englobar dentro del mismo grupo de «los enfadaos».

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