En la calle Salvadores, en su camino hacia La Plazuela para solicitar la venia, la Hermandad de la Tercera Palabra estaba a punto de enhebrar el hilo que cosía el barrio del Campo de las Beatas con el resto de la ciudad de Alcalá. El capataz, en su dedicatoria de agradecimiento a la familia que le había dado un refrigerio a la cofradía, remataba la llamada de la levantá con un sentido «al cielo el Rey de la otra orilla» previo al último golpe del martillo.

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