Antonio García Calderón

Suelen venir agrupados en pequeños pelotones, todos rigurosamente uniformados y equipados con bicicletas que en muchos casos valen más que una moto. El Camino hasta la Olavide, como lo conocemos los locales, un domingo por la mañana llega a tener tráfico, y si lo recorres andando, más vale ir con ojo. El número de ciclistas ha ido creciendo en los últimos años a un ritmo considerable. El boca a boca entre los grupos de aficionados ha consolidado esta ruta como una de las más transitadas del área metropolitana. Su perfil llano y la distancia la convierte en asequible para la mayoría, pudiéndola prolongar hacia los Alcores por la vía verde, y hasta Morón por su Cañada Real. Pero todos, al menos, llegan o pasan por Alcalá.

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