Tras dos años sin Semana Santa ni Sanfermines, hemos podido volver a sentir el aroma del incienso, el fulgor de las cornetas y el redoblar de tambores que tanto hemos echado de menos. Entre levantá y chicotá, un desayuno a base de chocolate con churros o sin ellos en la Centenaria o en el Baltanás. Entre la madrugá y el Calvario unos molletes de Ordoñez, pan integral de Bono o vienas de Rogelio.
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